Samantha Ekpo Obono - Lisboa

“Estoy construyendo un camino a las estrellas. Tengo la autoridad para llevarme a toda la humanidad allí. Por eso escribo”

 

Bessie Amelia Emery, conocida como Bessie Head, fue una escritora que nació en la provincia de Kwazulu-Natal, en Sudáfrica, en el año 1937. A pesar de escribir varias novelas, algunos cuentos y ser una de las personas más influentes en Botsuana, donde se estableció en 1964, fue una autora muy poco estimada. Las particularidades de su nacimiento en un asilo mental, en el cual moriría su madre años más tarde, marcarían su inestabilidad en el futuro.

Esta escritora, fruto de una relación prohibida entre una mujer adinerada blanca y un hombre pobre negro en la época del apartheid (régimen de segregación racial implantado en Sudáfrica en 1948, reforzando el “Land Act” de 1913), conocería, desde muy joven, el rechazo por parte de su familia y por las numerosas casas en las que se vio obligada a vivir en su juventud.

Las circunstancias de Bessie Head no fueron favorables desde el inicio. Nunca conoció a ninguno de sus progenitores. Su madre fue tratada por “loca” y su padre, por miedo a la pena de muerte por sus relaciones clandestinas con una mujer blanca, se vio obligado a huir del país. Esto dificultó a Bessie tener cualquier tipo de acercamiento con alguno de sus familiares. La describían como una niña tranquila, afable y optimista, que siempre esperaba con anhelo a que alguien de su familia la amparase.

En consecuencia, Bessie se vio obligada a vivir con familias de acogida, las cuales, la mayoría de ellas, la devolvían por su mestizaje. Este trasiego de convivencia con gente que no le era familiar y el continuo rechazo sufrido a temprana edad, le provocaron agonizantes crisis de identidad durante su infancia. Su última casa de acogida la ingresó en un colegio católico.

Vivió en ese internado religioso para niñas negras durante cuatro años, en los cuales, sufrió malos tratos, tanto físicos como psicológicos, por unas monjas que no cesaban de conjeturar que acabaría loca como su madre. Debido al fanatismo religioso que practicaban las novicias, y al estigma provocado por las personas que supuestamente debían cuidarla, no tardó mucho en profesar otra religión diferente a la católica. Años más tarde, abrazaría el hinduismo.

A pesar de la animadversión que la rodeaba, Bessie siempre tuvo objetivos muy claros, quería enseñar, por lo que estudió para ser maestra en sus últimos años en el internado. Los estudios de profesora le abrieron las puertas a su verdadera pasión, el periodismo y la escritura. Consiguió trabajar como periodista, pero siempre fue discriminada, no solo por su raza, también por su género. No obstante, Bessie Head emanaba perseverancia, la cual demostró en varias ocasiones. Se unió a partidos políticos militares, y adoptó la ideología Panafricanista.

Por un breve período de tiempo, trabajó como freelance para el Golden City Post, pero pronto se vio sumergida en una serie de revueltas propiciadas por el movimiento panafricanista, entre ellas la “Masacre de Sharpeville”, que la arrastraron a la cárcel. Era muy activa en la lucha por la justicia social y política del país.

Durante su estancia en prisión, comenzó a manifestar depresión y problemas mentales, unido a los numerosos problemas que tuvo a la salida de su encierro, como el asalto sexual sufrido por parte de un conocido. Todo esto la llevaría a varios intentos de suicidio.

Entre esos períodos de inestabilidad, Bessie Head creó su propio periódico, “The Citizen”, y conoció a su futuro marido y padre de su hijo Howard. Su cónyuge, Harold, fue un activista del partido liberal, cuyos objetivos comunes eran la lucha por los derechos civiles y la doctrina panafricanista. Su relación no duro mucho debido a las crisis mentales de Bessie y a la situación política del país que obligó a Harold a huir al extranjero.

Bessie, extenuada por los problemas sufridos durante toda su vida desde su nacimiento a causa del apartheid, decidió mudarse para Botsuana con el firme propósito de no volver a Sudáfrica. Trabajó como profesora en una aldea, que la inspiró a escribir algunas historias sobre la vida en estos nuevos ambientes, pero no durará mucho, ya que, una vez más, surgirán otros acontecimientos que le harán desistir de su trabajo. Sin ayuda ni medios para subsistir, Bessie vivirá una de las etapas más duras de su vida que le forzarán a mudarse con su hijo al Norte de Botsuana en calidad de refugiados políticos.

En esta etapa, Bessie despierta su amor por la escritura, que tenía adormecido por los acontecimientos anteriores, y escribe su primera novela:

When rain clouds gather (Nubes de Lluvia, Palabrero 2017). Una novela en la que interviene su alter ego, Makhaya, y está basada en la vida de un hombre tranquilo pero que, tras un breve período en la cárcel por su activismo político, escapa de la tiranía de Sudáfrica para acabar viviendo en una aldea en Botsuana. “Sus motivos para marcharse eran simples: no podía casarse y tener hijos en un país donde a los negros los llamaban “chico”, “perro” y “negro””.

En su viaje, Makhaya, se encontraba con diferentes tipos de mentalidades que, según él, reflejaban la ignorancia y los prejuicios que tenía el hombre blanco con respecto a los africanos: Una señora que no le importaba ofrecer los servicios sexuales de su nieta “esa especie de creencia tribal y ancestral de que un hombre no era más que un órgano sexual siempre dispuesto…”; el respeto y la seguridad que creían tener los africanos cuando estaban cerca del hombre blanco extranjero; la decisión del hombre negro de aceptar la opresión y acrecentarla con tabúes y tradiciones, entre ellas el cristianismo implantado por la raza blanca: “implicaba que un hombre blanco podía pasarse la vida asesinando a hombres negros sencillamente porque Jesucristo iba a salvarle de sus pecados” y, por último, el rol de la mujer: esclava y complaciente del hombre.

El protagonista de la novela ayuda a desarrollar métodos antiguos y tradicionales de agricultura con el fin de que la gente del pueblo Golema Mmidi aprenda a sobrevivir en situaciones extremas. Pero también quiere hacerse rico: “el problema es que la pobreza es como el pegamento. Todos los pobres se me pegan, por eso tienen que hacerse millonarios conmigo. Y con esto quiero decir que no habrá pobreza en África cuando yo me muera”.

Los problemas surgen cuando esas situaciones extremas aparecen y no tienen medios para solventarlas, como las nubes de lluvia, que dan título al libro: “no tenían calendarios, pero cuando miraban al cielo sabían que ya estaban en septiembre, el mes en el que se forman nubes de lluvia…Pero llegó septiembre y no se formaron nubes de lluvia en el cielo”.

Después de publicar esta novela, Bessie pudo vivir de manera confortable con su hijo durante un tiempo. Continuó escribiendo y publicó su siguiente novela Maru, centrada en las vivencias personales de una niña huérfana que vivió la discriminación y el segregacionismo en la época del Apartheid. Bessie, cuyas alucinaciones cada vez eran más frecuentes, comenzaba una etapa en la que entraba y salía de las instituciones mentales con mucha más asiduidad que antes. Sin embargo, esto no aplacó sus ganas de escribir, de hecho, escribió su tercera novela de mayor éxito, Una cuestión de poder (A question of power). Libro basado, una vez más, en una parte de su vida. Habla de la soledad de la protagonista principal, que sufre de una enfermedad mental. En esta novela escribe sobre el amor propio como una tormenta de sentimientos arrastrados por el ambiente en el que uno vive. Ambiente destructivo que desmorona el alma por completo y que se apropia de uno mismo sin opción de libertad. Este ambiente, según Bessie, es el que destruyó su matrimonio.

Bessie Head murió de hepatitis el diecisiete de abril de 1986, con tan sólo 48 años de edad. Tristemente era esa la época en la que empezaba a ganar un poco de reconocimiento por su escritura. Años después seguirían saliendo libros sobre su vida, como A Woman Alone, que habla de las experiencias personales de Bessie en la época del apartheid y añade alguna historia sobre la irracional creencia de la superioridad del hombre blanco.

En el año 2003 Bessie fue galardonada, a título póstumo, con el Ikhamanga en oro, el premio más valorado en su país, por su contribución a la literatura y su continua batalla para la justicia, libertad y paz en Sudáfrica.

Bessie Head, a pesar de sus períodos de inestabilidad a causa de sus crises mentales, en parte provocado por sus vivencias personales, como muy bien refleja en sus obras, fue un ejemplo de tenacidad, supervivencia y superación. Los premios “Bessie” de Nueva York son un homenaje a esta escritora que no sólo atravesaba por una lucha interna, sino que también luchaba por la igualdad en su país.

 

 

“África es tu continente y no hay ningún otro lugar dónde un hombre negro pueda crecer y, al final, levantar la cabeza con dignidad”.

 

 

 

Por Samantha Ekpo Obono. Lectora insaciable @booksmuna.

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