Teju Cole y Fazal Sheikh

De la alianza entre los artistas afroamericanos Fazal Sheikh y Teju Cole surge esta reflexión sobre las cuestiones trascendentales que en estos tiempos convulsos convocan a la humanidad: los crímenes de las políticas migratorias, la xenofobia y el individualismo, pero también la hospitalidad, el espejo amoroso que es el rastro del otro y la emoción ante la posibilidad de formar parte de una comunidad de semejantes. Fue en 2018 cuando los autores crearon este libro con el fin de encontrar una nueva forma de hablar de la reaparición de problemas muy antiguos. Mediante la mezcla de los textos de Teju Cole y las fotografías tomadas por Fazal Sheikh durante más de treinta años, ambos autores establecen un diálogo entre sí y entre la historia, con una variedad de fuentes que van desde Homero y Shakespeare hasta Martin Luther King Jr., Toni Morrison y la teoría postcolonial. La actualidad de las guerras y los conflictos de hoy hace que este Archipiélago humano sea más urgente que nunca.

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El momento político actual apunta a una serie de respuestas: combate, acción colectiva, resistencia, rechazo. El trabajo del artista puede comprometerse con cualquiera de ellas, o con todas. En este caso concreto, nuestra intención era encontrar una manera nueva de hablar del alarmante resurgimiento de algunos problemas muy antiguos.

Las fotografías de este libro han sido tomadas por Fazal a lo largo de más de dos décadas, en diversos países y territorios del mundo entero. Para Archipiélago humano hemos seleccionado y secuenciado las imágenes juntos, trabajando en estrecha colaboración en todas las etapas del proceso. El foco principal del trabajo de Fazal en el pasado han sido las personas que sufrieron o sufren la pérdida del hogar, en el más amplio sentido de la palabra. Ha fotografiado tanto a personas como sus paisajes y posteriormente ha presentado ese trabajo en toda una serie de libros. Ese interés prevalece también en esta obra.

Teju, cuya obra previa ha traspasado géneros para explorar diversas dimensiones de la cuestión autóctono-foráneo y sus inherentes responsabilidades éticas, ha escrito aquí una serie de respuestas indirectas a las imágenes de Fazal. Los textos de Teju reconocen la continuidad existente entre los diversos desplazamientos históricos visibles en las fotografías de Fazal, y a la vez tratan de aludir también a las fracturas políticas actuales de Estados Unidos y de cualquier otro lugar.

Para ambos es fundamental la cuestión de la hospitalidad. ¿Cómo pasar de una conversación acerca de los derechos a otra sobre las responsabilidades mutuas de las personas, independientemente de su raza, religión, género o nacionalidad?

Hemos titulado este libro Archipiélago humano con el fin de poner de relieve la dependencia mutua que —a nuestro juicio— apuntala cualquier organización humana, pero también para sugerir que estos textos y estas fotografías son una suerte de cadena de islas, entidades semiindependientes dentro de un único ecosistema.

Al final del volumen, lectoras y lectores encontrarán apéndices que proporcionan información extra sobre el contexto original de las imágenes, así como las fuentes de las diversas citas entretejidas en los textos.

Como seres humanos, podemos vernos transitoriamente limitados por nuestras circunstancias. Pero estas no nos coartan.

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¿Quién es el extranjero?
¿Quién es como yo?
¿Qué nos debemos los unos a los otros?
¿Qué no es infernal en el infierno?

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Las imágenes no hablan. El silencio es una de sus
premisas, y qué importancia cobra este silencio cuando
la imagen retrata a alguien que podría hablar pero no lo
hace. Alguien que podría plantarnos cara pero opta por
no hacerlo. El silencio se transforma en la actividad de la
imagen misma, en su carga. Una cabeza cubierta, vuelta.
Un silencio visible.

 

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En una ocasión, atravesando un prado, percibí no el
esfuerzo habitual en mi propio cuerpo —la tensión
localizada del músculo, los ojos ajustándose al
deslumbramiento del sol— sino algo más bien espectral,
algo menos previsible. Me sobrevino la percepción de un
hombre atravesando un prado. Veía a ese hombre desde
cierta distancia. El hombre era yo. Me veía tal y como
sería si me viera otra persona. Por espacio de un breve
instante dejé de ser yo: me había vuelto visión distante,
como si observara a través de unos prismáticos, o como si
me hubiera convertido en un personaje inesperado dentro
de una historia que yo estaba contando. Algo parecido
sucede cuando un fotógrafo saca su cámara y se percata
de que el chico que ve a través del visor se parece a él
mismo de niño.

 

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¿Qué podrá contra su ira la belleza?
Una de las funciones de las imágenes es la de re-encantar
lo ordinario. Es por ello por lo que nuestros antepasados
se adentraron en la oscuridad de las cavernas y con
pigmento negro pintaron negras imágenes en negras
paredes. Basta el repentino fulgor de una antorcha para
que la imagen resplandezca y cobre vida. A través de
la fotografía, el significado de la luna puede quedar en
depósito hasta que llegue quien lo ve.

 

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La palabra «hospitalidad» aparece a finales del siglo
XIV. La «acción de ser hospitalario», del francés
antiguo ospitalité «hospitalidad; hospital», del latín
hospitalitem (nominativo, hospitalitas), «amabilidad con
los huéspedes», de hospes (genitivo hospitis), «huésped»,
está emparentada con los vocablos ingleses guest y host
(«huésped»), también con ghost («fantasma»), y todos ellos
están relacionados con la raíz protoindoeuropea para
«extranjero» (*ghos-ti-), aquel con quien se asume un
deber recíproco de hospitalidad.

 

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«Si yo fuera otro en los caminos, habría ocultado
mis emociones en la maleta, para que mi poema
fuese de agua, diáfano, blanco, abstracto y liviano […]
más fuerte que la memoria, y más frágil que gotas
de rocío, y habría dicho: ¡mi identidad es
esta inmensidad!»

 

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La infancia no es un mero estado natural, ni una simple
versión en miniatura de la edad adulta. Había que inventarla.
Y, una vez inventada, había que defenderla, para que allá
donde se la deja indefensa su carencia sea evidente.

 

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Las piedras saben hablar del tiempo: piedra construida,
piedra natural. Una piedra mide el tiempo de un modo
distinto al tiempo humano, pero que guarda relación
con este. Los edificios son una de las formas clave con
las que nos abrimos camino en la tierra. A través de
los edificios dejamos huellas semipermanentes en la
superficie terrestre.

 

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Las capas de piedra superpuesta se asemejan a las
hojas de un libro. Un paisaje es como el trampantojo
de un paisaje.

 

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«El extraño ya se ha acercado demasiado; el extraño está
“en mi cara”. Por tanto, el extraño no es simplemente
aquel a quien todavía no hemos conocido, sino aquel
a quien ya hemos conocido o a quien ya nos hemos
enfrentado. El extraño llega a afrontarse como forma de
reconocimiento: reconocemos a alguien como extraño en
lugar de no reconocerlo sin más.»

 

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Una sola imagen espectacular posee sus satisfacciones. Es algo autosuficiente, y parte de su fuerza emana de esa autosuficiencia. Funciona como un haiku. Es una imagen apresurada, aunque disimula el apresuramiento hasta cierto punto.

Algo distinto sucede con las imágenes concebidas para una serie. Estas imágenes son como frases concretas dentro de un ensayo. El ensayo en su conjunto es lo importante, como es obvio, y las frases concretas espectaculares pueden ir a la contra del propio ensayo, desequilibrando su intención. Las imágenes destinadas a formar parte de un libro pueden encerrar tensiones entre sí más complejas de lo que es factible incluso en un ensayo.

 

Publicado en Madrid en marzo de 2024 bajo el cuidado editorial de Carlota Visier, Jesús Cano Reyes y Laura C. Vela.
© 2020 Fazal Sheikh for las fotografías
© 2020 Teju Cole por los textos
© 2020 Steidl Publishers por la edición original
© 2023 Regina López Muñoz por la traducción
© 2024 Comisura por esta edición

 

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Teju Cole es novelista, ensayista y fotógrafo. Es autor de dos obras de ficción, Cada día es del ladrón y Ciudad abierta; un libro de ensayos, Cosas conocidas y extrañas; y una innovadora combinación de textos y fotografías, Blind Spot. Ha sido galardonado con el Premio PEN/Hemingway, el Premio Windham-Campbell, el Internationaler Literaturpreis y una beca Guggenheim. Es crítico de fotografía de la New York Times Magazine y catedrático Gore Vidal de Praxis de la Escritura Creativa en la Universidad de Harvard. (Página web)

Fazal Sheikh es autor de quince monografías, entre las que cabe destacar A Sense of Common Ground, The Victor Weeps, Moksha, Ladli, Portraits y la más reciente The Erasure Trilogy. Su obra ha sido objeto de numerosas exposiciones internacionales en espacios como la Tate Modern de Londres, el Museo Metropolitano de Arte y las Naciones Unidas de Nueva York y la Fundación MAPFRE de Madrid. Ha sido becario de las fundaciones MacArthur, Guggenheim y Fulbright, y es profesor visitante Currie C. y Thomas A. Barron de Medio Ambiente y Humanidades en la Universidad de Princeton. (Página Web)

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