Saiba Bayo - Barcelona

“Soy africano. Para mí, África es el centro del mundo.” El militantismo de Sembene Ousmane entre Panafricanismo y Afrocentrismo

“Europa no es mi centro. Europa es una periferia de África. Si tomas el mapa de África, geográficamente, puedes colocar Europa y América, y aún nos quedará espacio. ¿Por qué quieres este tropismo? ¿Por qué quieres que sea como el girasol que gira alrededor del sol? Yo soy el sol.”Sembene Ousmane.

El año 2023 fue testigo de las celebraciones en todo el mundo para conmemorar el centenario del nacimiento de Sembene Ousmane, escritor y cineasta senegalés. Personalmente, he estado involucrado en seminarios, conferencias y proyecciones en este marco. Sembene ha estado en la agenda de eventos cinematográficos como el Festival de Cinema Africano de Barcelona Wallay o el Festival Internacional de Cinema de Tarragona, el Rec. Un monográfico de la Revista Internacional de Comunicación de la Universidad de Sevilla, editado por Beatriz Leal Riesco, José Antonio Jiménez de las Heras y Jusciele Oliveira, titulado Cines africanos: perspectivas de presente, pasado y futuro en el centenario del nacimiento de Sembene Ousmane, ha contribuido a arrojar más luz sobre la diversidad y el dinamismo de los y las cineastas del continente. He tenido el privilegio de participar en este número con un articulo sobre la intersección de la carrera cinematográfica y literaria de Sembene. Por último, en colaboración con la plataforma Salam África, realizamos un repaso su obra para familiarizar a los hispanohablantes con las grandes líneas de su enfoque artístico e intelectual. Sin embargo, considero necesario ofrecer al lector hispanohablante una breve introducción a la faceta ideológica, especialmente al panafricanismo de Sembene, ya que su obra es objeto de mi investigación doctoral y constituye la columna vertebral del curso que imparto en la Universidad Pompeu Fabra.

Sembene comenzó su carrera como poeta, luego se convirtió en novelista y finalmente incursionó en el cine. Publicó cinco novelas importantes, cinco colecciones de relatos cortos y realizó trece películas, además de numerosos documentales. Entre sus proyectos inconclusos se encuentra su proyecto más ambicioso y significativo: una película sobre el legendario Samory Touré. Dedicó más de 20 años de investigación en casi todos los países de África occidental, incluidos Senegal, Gambia, Guinea-Bissau, Guinea Conakry, Malí, Costa de Marfil, Burkina Faso e incluso Gabón en África Central. Se trata de un documental historiográfico de 6 horas sobre la historia de las luchas contra la invasión y sobre la unión de los pueblos de África occidental, casi desconocida para muchos jóvenes africanos. Sembene había obtenido los permisos de todos los países, reunió actores y directores de África para llevar la historia de Samory al cine, y así demostrar que, a pesar de las diferencias y adversidades internas, África contemporánea tiene y debe tener una causa común: la resistencia contra el colonialismo y la dominación extranjera. Desgraciadamente, problemas de salud e inestabilidad en muchos países de la región frustraron lo que él mismo llamaba su sueño panafricanista.

¿Quién era Sembene? Su vida y su infancia son lo primero que uno lee en los artículos sobre este monumento del panafricanismo. Desembarcó como inmigrante clandestino en Marsella procedente de Dakar hacia 1948. Había falsificado un título de viaje para hacerse pasar por miembro de la tripulación. Vivió muchos años indocumentado hasta que consiguió un trabajo como estibador en el puerto de Marsella. Sembene era prácticamente un analfabeto, ya que fue expulsado cuando estaba por completar la educación primaria en la escuela colonial. Se formó de manera autodidacta, asistiendo a la escuela vespertina del sindicato CGT, donde era representante. Al inicio de su carrera como escritor, centró sus esfuerzos en analizar las relaciones sociales dentro de las comunidades de migrantes africanos en Marsella y París. Su primera novela, Le Docker Noir (1956) (El Estibador Negro), es una especie de autobiografía, donde el personaje principal, Diaw Falla, se esfuerza por encontrar un camino para escapar de la explotación en el puerto de Marsella. A la vez, es un representante sindical y un modelo para muchos inmigrantes africanos. De manera brillante, Ô Pays Mon Beau Peuple (1957) (Mi pueblo hermoso) retrata el regreso a Casamance de Oumar Faye con su esposa blanca, Isabelle. Esta obra pone el foco en las dificultades de reconciliar colonizador y colonizado. Incomprendido por sus propios hermanos de sangre, Oumar Faye es asesinado, pero su muerte sirve como elemento catalizador de la toma de conciencia.

Los personajes en sus primeras novelas están inmersos en un realismo social influenciado por autores de su tiempo como Richard Wright. Más tarde, Sembene continuó indagando en el colonialismo y su correlato de sufrimiento, marginalización y expulsión de los desheredados o lo que Frantz Fanon llama los condenados de la tierra. En los relatos cortos de la colección Voltaïque (1962), el lector es testigo de cómo los “negros” tenían que vender su fuerza física para sobrevivir en una Francia de la posguerra, mientras que las mujeres africanas, subordinadas y recluidas en los espacios privados, tenían que conformarse con su invisibilidad como empleadas domésticas, limpiadoras y amas de casa, sobreviviendo entre las paredes oscuras y sucias de los estudios insalubres de París y Marsella.

Las primeras novelas de Sembene explican que el mito de la supremacía blanca se basa en la dominación económica, la fuerza militar y la capacidad de manipular la narrativa, acompañado del ejercicio de una violencia bárbara. En Les Bouts de Bois de Dieu (1960) (Los trazos de madera de Dios), muestra su rechazo y desprecio por los administradores coloniales y la hipocresía de una Europa obsesionada con saquear las riquezas de otros pueblos en nombre de una pretendida misión civilizadora. Sembene había entendido que evitar ser honrado y aplaudido por un cierto poder occidental era una forma de resistencia a su propia alienación. Debemos recordar que Sembene, como todos los jóvenes de su generación, incluido Frantz Fanon, había sido formateado para pensar que Francia era su patria. Por lo tanto, desmontar dicha estructura mental evidenciaba la relación de Sembene con el colonialismo. Fue el único soldado de su promoción que no recibió el Certificat de Bonne Conduite (Certificado de Buena Conducta) al ser liberado del ejército.

 

Sembene en el rodaje de Ceddo. Cortesía de Lilly Library, Universidad de Indiana Bloomington, Estados Unidos.

 

Pero la perspectiva crítica de Sembene no es trivial. No escribe contra Europa, sino contra una cierta mentalidad europea que, desafortunadamente, se había “universalizado”. Por esto mismo, el uso oportunista de algunas costumbres africanas como la poligamia o la práctica religiosa son temas que Sembene ha puesto en tela de juicio, sacudiendo los principios de la llamada “africanidad” defendida por los escritores de la négritude. No es necesario ensalzar el glorioso pasado si ello contribuye a subyugar a los africanos en el presente. Sembene decía: “Estoy contra el mito de África como paraíso” y siempre alertaba contra el idealismo que apela a los valores ancestrales para manipular a las masas, como se refleja en su película Xala (1974) o su última película contra la mutilación genital, Moolaadé (2004).

El espíritu ideológico en la obra de Sembene se mantuvo desde el principio hasta el final de su carrera. Era panafricanista, marxista-leninista y creía en el socialismo científico. Su defensa del panafricanismo radica en su rechazo al eurocentrismo y hace eco de una ideología radical de lucha de clases. No plantea el problema de África en cuestión de color, sino en cuestión de clase. Siempre ha subrayado el hecho de que los africanos han sufrido en manos de sus dirigentes tanto durante el colonialismo como después. Uno debe analizar el radicalismo ideológico de Sembene desde el trasfondo de la resistencia contra la injusticia y todas las formas de explotación. Esto no afecta sus creencias en el panafricanismo, su identidad africana permanece inquebrantable.

El panafricanismo de Sembene se sostiene en una fuerte y poderosa autoafirmación. Cuando David Murphy le formuló la siguiente pregunta: “Cuando escribiste Le Docker Noir parece que te identificaste más con el trabajo de escritores negros de Estados Unidos como Richard Wright, James Baldwin, Ralph Ellison, que con las obras de escritores africanos que escribían sobre una África mítica del pasado”. Sembene contestó: “Yo soy africano. ¿Para qué iría a buscar algo en Estados Unidos? No tengo que buscar una identidad. Soy africano. Para mí, África es el centro del mundo. Estados Unidos y Europa están en la periferia de mi mundo.” En realidad, lo que molestó de la pregunta de Murphy fue el intento del crítico literario de desconectar su obra de África. Más adelante, admitiría influencias tanto de pensadores y escritores afroamericanos, africanos e incluso europeos como Jean-Paul Sartre. “Estaba en mis comienzos y necesitaba aprender de todos”, reconoció en otra entrevista con Pierre Affner, crítico de cine africano.

Sembene ha contribuido, a su manera, especialmente a través del cine, a la emergencia de la afrocentricidad que se articula en torno a la idea de la centralidad de África frente a la centralidad del mundo que Europa se ha autoasignado. Sus películas han inspirado grandes obras como Sankofa (1993) de Haile Gerima y Mortu Nega (1988) de Flora Gomes. La hija de Sarah Maldoror, con quien tuve el privilegio de conversar sobre la obra de su madre en Filadelfia, me habló de la inmensidad de Sembene para ella: “era muy amigo de mi madre”. El cine de Sembene también sirvió de inspiración para figuras como Angela Davis. Personalmente, me impactó encontrarme con una carta de Viola Davis, intérprete de La Mujer Rey (2022), a Sembene donde expresaba su admiración por la obra del cineasta y se ofrecía para actuar en sus películas si tuviera un papel para ella. Ngũgĩ wa Thiong’o ha dirigido una película sobre Sembene y recuerdo el brillo en sus ojos cuando me crucé con él en una de sus visitas a Barcelona y le mencioné que trabajaba sobre la obra de su amigo. La escritora senegalesa Fatou Diome realizó su tesis doctoral sobre la obra de Sembene. Estas figuras y muchas otras que no puedo citar aquí por cuestión de espacio son hoy guardianes de la afrocentricidad.

Molefi Kete Asante es probablemente el académico panafricanista que ha dedicado más esfuerzos en difundir la afrocentricidad. En su obra Kemet Afrocentricity and Knowledge (1990), Asante define la afrocentricidad como un hecho ontológico arraigado en las realidades culturales, contrarrestando el eurocentrismo y el asiocentrismo. Su análisis conceptual se basa en un estudio comparativo de los legados culturales de africanos, europeos y asiáticos. Asante profundiza en las obras de Cheikh Anta Diop, especialmente en su trabajo sobre La unidad cultural de África negra (1959) y La anterioridad de las civilizaciones negras (1967), así como en las reflexiones de Kwame Nkrumah en Consciencismo (1965) y el Socialismo Africano (1974) de Julius Nyerere . Las conclusiones de Asante se sumergen en una descripción fenomenológica de la afrocentricidad como una manera de entender el mundo a través de la ontología africana y su sistema epistémico. Asante afirma: “En el conflicto entre el yo y el mundo, la cultura africana sitúa al yo en el centro del mundo. Dado que el mundo africano se enfoca en el yo plural.” Esta aproximación resuena con el concepto de Ubuntu de los xosa, el Mbolo de los wolof y el Kunda de los mandinkas.

La admiración de Sembene por destacados teóricos del panafricanismo como Cheikh Anta Diop y Kwame Nkrumah es evidente en la forma en que articulaba su pensamiento, especialmente al observar la relación entre África y Europa. Los pensamientos de Cheikh Anta Diop son fundamentales en el afrocentrismo, y Aimé Césaire fue uno de los primeros en señalar esta idea. La admiración de Sembene por Diop y otros se refleja en sus obras, donde los nombres e imágenes de intelectuales panafricanos son ampliamente difundidos. Por ejemplo, el póster de Patrice Lumumba aparece en la habitación del novio de Diouana en La Noire de… (1966) (La Chica Negra de…), y el de Amílcar Cabral y Samory Touré en la habitación de Rama en Xala (1974), mientras que en Faat Kiné (2000), Sembene incluye una especie de exposición fotográfica para conmemorar a las grandes figuras de las luchas anticoloniales del continente. Su película Ceddo (1977), cuya banda sonora fue creada por Manu Dibango, sirve como un claro ejemplo de panafricanismo.

 

El saxofonista camerunés Manu Dibango creó la banda sonora de la película Ceddo (1977).

 

Al asociar África con el centro del mundo, Sembene reclamaba su derecho a contrastar la narrativa dominante sobre la historia, cuya influencia hegeliana dejaba a África fuera de la historia mundial. Una cita que ha sido ampliamente difundida en relación con la escritura de la historia de África, y que ha suscitado la reacción de intelectuales y académicos, quienes se embarcaron en la reapropiación de su historia desde la caída de la independencia, es sin duda la de Hegel en su Curso de Filosofía de la Historia de 1830. Según Hegel, “África negra no forma parte de la historia del mundo”. El filósofo alemán considera que el norte de África pertenece al mundo europeo y asiático y escribe: “Lo que entendemos precisamente por África es el espíritu no histórico, el espíritu no desarrollado, aún envuelto en condiciones de naturaleza y que solo debe presentarse aquí en el umbral de la historia del mundo. El hombre en África negra vive en un estado de barbarie y salvajismo que aún le impide formar parte de la civilización”. Las reflexiones de Hegel son citadas y ampliamente discutidas por Theophil Ombenga, discípulo de Cheikh Anta Diop, en su obra Cheikh Anta Diop, Volney et le Sphinx (Cheikh Anta Diop, Volney y la Esfinge), publicada en 2000. La visión eurocéntrica y racista que Hegel formuló sobre África la relega a un estatus de “no historicidad” y sugiere su retraso en el desarrollo intelectual e histórico. Muchos intelectuales europeos, ya sea por pereza intelectual o por racismo, siguen mirando África a través de los prismáticos de Hegel.

La crítica de Achille Mbembe a la afrocentricidad resalta su naturaleza idealista, ya que de alguna manera se alimenta de mitos para deconstruir los del eurocentrismo. Sin embargo, el error de Mbembe radica en no analizar en profundidad el afrocentrismo, al igual que no presta atención a la complejidad del panafricanismo. Por ejemplo, aunque la respuesta de Sembene pueda ser interpretada como determinista, es importante reconocer que se fundamentaba en una comprensión materialista del marxismo. Esta visión se basa en un pensamiento colectivo arraigado en la conciencia y expresado por el sentido común. Sembene estuvo profundamente influenciado por los pioneros del panafricanismo, a quienes consideraba como los maîtres à penser (maestros pensadores) de la nueva generación. Es crucial tener en cuenta que la ideología constituía un aspecto fundamental para los primeros intelectuales poscoloniales debido a la lucha entre el comunismo y el capitalismo.

 

***

Saiba Bayo es politólogo por la Universidad Autónoma de Barcelona con un Master en Filosofía Política por la Universidad Pompeu Fabra donde está escribiendo su tesis doctoral en Ciencias Políticas sobre la obra del escritor y cineasta senegalés Sembene Ousmane. Su campo de investigación abarca el poscolonialismo, los estudios de coloniales y el género. Coordina y enseña el curso sobre introducción a las teorías poscoloniales y los estudios culturales negroafricanos en la Pompeu Fabra.

Comentarios

No hay comentarios Radio Africa

LogIn

  • (no será publicado)