La mezcla cultural de la cantante y compositora Anita Zengeza (Botswana, 1991) es de una riqueza impagable. De padre zimbabwense y madre china-malaya, Anita nació en Botswana, pero pasó la mayor parte de su niñez y adolescencia en Zimbabwe rodeada por igual de la cultura africana y la cultura asiática. Al conocerla uno puede sentir en su voz y en su mirada toda esa multiculturalidad tan interesante que aún, admite, sigue descubriendo. Aunque ese viaje por distintas influencias y orígenes sin duda también aplica a su trabajo artístico.

Desde muy joven empezó a estudiar sonidos clásicos y tradicionales, y a tocar el piano, hasta que a los 17 años consiguió una beca para seguir formándose como artista en Europa. En Italia compuso sus primeras melodías y hoy, enamorada e instalada por un largo tiempo en Barcelona, sigue persiguiendo el sueño de vivir del canto, la guitarra y la composición. Es aquí, en esta ciudad, donde ha encontrado su inspiración y ha conocido a músicos de todo el mundo que la han animado a grabar los dos discos que a sus 25 años ya ha lanzado.

El último álbum, ‘Natural Journey‘, lo acaba de presentar este mes de mayo junto a su banda. En general, su música está hecha de temas originales y canciones suaves que tienen mucho sabor y sentimiento. Hablamos con ella y le propusimos escribir en el magazine para que pudiera mostrarnos su personalidad y experiencia en el continente más allá de la música; para que pudiera mostrarnos en este escrito cuál es la sensación de conocer a Anita.

Anita

© Silvia Trillo Marti

Anita Zengeza – Barcelona |  Zimbabwe tiene un poder especial. Es un país capaz de despertar emociones muy fuertes en el corazón de cualquier persona que haya estado ahí. Podrían ser emociones de felicidad, tristeza, nostalgia, enfado o desesperación, pero algo te va a despertar seguro porque ese país no deja indiferente a nadie. Cada día en Zimbabwe es una lucha, pero quizás es justamente esta conmovedora perseverancia la que hace que después de haber estado ahí, su memoria quede por siempre en tu mente. Son pocas las personas que he conocido que han viajado a Zimbabwe, pero cuando dicen que han estado allí, les brillan los ojos y siempre comentan lo mucho que les impactó, todos se mueren de ganas de volver.

Yo crecí en Zimbabwe, pero me fui cuando tenía 17 años para estudiar en el extranjero. Había ganado una beca para estudiar en Italia y estaba muy emocionada. Era la primera vez que iba a vivir sola en otro país, y fue una experiencia muy intensa. En ese momento empecé a ver más claro lo que quería hacer con mi vida y con la música. De repente mi vida no estaba tan protegida ni era tan predecible; sentía muchas emociones nuevas, pero más que nada descubrí que el entusiasmo que antes tenía por dejar mi tierra, rápidamente se había convertido en una fuerte nostalgia. Me di cuenta de la belleza de la gente y la naturaleza que había dejado ahí, algo que me inspiró mucho para componer y escribir canciones, para poder llevar mejor mi situación y para sacar todo lo que sentía por dentro. Sentía que las letras y las melodías eran como hilos ayudándome a mantener la conexión con mi país, mi familia y los amigos que había dejado ahí. Es curioso que mucha gente que está en Zimbabwe quiera salir y nosotros que estamos fuera tengamos cada vez más ganas de volver…

Lamentablemente muchos veinteañeros dejan Zimbabwe para buscarse una mejor calidad de vida en otro país. Acaban hartos de la situación política y económica, así como de la falta de servicios públicos básicos. Cuando el país consiguió su independencia en 1980, el futuro parecía brillante. Sin embargo, desde entonces han pasado muchas cosas y la realidad ahora es muy distinta. La economía lleva muchos años en crisis y es difícil encontrar un buen trabajo y construirse una buena vida. Pero ahora, poco a poco las cosas van cambiando, y cada vez más gente está volviendo. Los zimbabwenses siempre han tenido una fuerza interior increíble, y los artistas y músicos más que ninguno; todos  siguen ahí luchando y si no hay tantas plataformas para compartir su trabajo… ¡crean nuevas plataformas!

En Harare y otras ciudades de Zimbabwe está surgiendo una nueva explosión artística con eventos y festivales de música, poesía y teatro. Algunos músicos jóvenes que están on fire son Hope Masike que canta y toca mbira; el saxofonista y compositor Vee Mukarati; la cantautora Tariro NeGitare; y el multipercusionista Blessing Chimanga, por nombrar sólo a algunos. Otros músicos de mi país que me han inspirado son Oliver Mtukudzi, que ha tenido una larga y exitosa carrera a nivel local e internacional; y la increíble Chiwoniso, la reina de la mbira que falleció hace unos años.

chiwoniso-02© Chiwoniso

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© Oliver Mtukudzi

Hay que apoyar a los artistas, hay que volver y hay que aportar algo al país que nos ha enseñado tanto. Ahora estoy viviendo en Barcelona, pero la próxima semana vuelvo a Zimbabwe para tocar en el pequeño festival Miombo Magic ¡y me hace una ilusión inexplicable poder poner mis pies en esa tierra de nuevo!

+ Anita Zengeza | Cantante y compositora de Zimbabwe, en concreto Anita nació en Botswana y creció en Zimbabwe. Desde muy joven se ha dedicado a la música y a través de ella, gracias a una beca, pudo seguir formándose en Europa. En este momento se encuentra en su último año del Grado Superior de Jazz y Música Moderna en el Conservatori del Liceu de Barcelona y en mayo de este año lanzó su segundo álbum, ‘Natural Journey’.

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