Esta es la segunda entrega de las propuestas literarias de La Biblioteca Afro Americana Madrid –BAAM. La primera entrega la podéis consultar aquí
Cuerpo político negro
Compilación de Mireia Sentís
En Las almas del pueblo negro (1903), W.E.B. Du Bois escribió: «Entre el otro mundo y yo hay siempre una pregunta no formulada. Todos la esquivan: unos, por delicadeza; otros, por la dificultad de plantearla correctamente. Se acercan a mí […], me miran con curiosidad o compasión, y entonces, en lugar de decir directamente: “¿Qué se siente al ser un problema?”, dicen: “Conozco un excelente hombre de color en mi ciudad” […]». Medio siglo antes de la pregunta de Du Bois, Frederick Douglass, en su discurso «El significado del 4 de julio para el negro», declaraba que su gente se sentía totalmente ajena a la fiesta de conmemoración de la libertad de un país que los excluía de ella. En 1973, Donald Goines titulaba una de sus novelas policíacas Justicia del hombre blanco, aflicción del hombre negro; en 2016, la profesora Carol Anderson publicó La rabia blanca. Cuatro ejemplos que muy someramente dan cuenta de la resistencia intelectual de una población tratada, dentro de sus propias fronteras, como extranjera y problemática. Los escritos compilados en este libro provienen de épocas y autores tan distintos en edad como en intereses. Cada uno aborda un tema específico desde un punto de vista, un tono y un género literario diferentes. Sin embargo, parten de una experiencia común que sin duda los une en un solo colectivo: el que constituye el cuerpo político negro de Norteamérica. [De la Nota preliminar de Mireia Sentís]
- Zora Neale Hurston, «Qué se siente al ser yo de color» (1928)
- James Baldwin, «Mi mazmorra cedió: Carta a mi sobrino en el centenario de la emancipación» (1962)
- June Jordan, «Eres lo que más me importas» (1985)
- Kobena Mercer, «Políticas del pelo negro» (1987)
- bell hooks, «Negritud posmoderna» (1990)
- Marlon T. Riggs, «Desatad a la Reina» (1992)
- Cornel West, «Más allá de la discriminación positiva: Igualdad e identidad» (1993)
- Lisa Jones, «¿Ser birracial es suficiente?» (1994)
- Patricia J. Williams, «Kabuki americano» (1997)
- Randall Kennedy, «¿Qué tal vamos con la palabra nigger?» (2002)
- Leigh Raiford, «El consumo de imágenes de linchamientos» (2003)
- Hua Hsu, «¿El fin de la América blanca?» (2009)
- Ira Berlin, «La construcción de Afroamérica» (2010)
- Touré, «Somos la quintaesencia de América» (2011)
- Craig Steven Wilder, «Un yanqui de Connecticut en un antiguo túmulo indígena» (2013)
- Mychal Denzel Smith & Jess e A. Myerson, «Necesitaremos un programa económico para hacer que las vidas negras importen» (2015)
- Carol Anderson, «Astillas» (2016)
Una historia de la conciencia (ensayos escogidos)
Angela Davis
Imagen del orgullo negro en la década de 1970, dos veces candidata a la vicepresidencia de EE UU con el Partido Comunista, catedrática de Filosofía en la Universidad de California, cabeza visible de la lucha contra el complejo industrial penitenciario y apoyo continuado del colectivo LGBT, del movimiento OWS (Occupy Wall Street), de la causa palestina… Los asuntos que, con su pensamiento preciso y su escritura bisturí, viene examinando desde su juventud están ahora en el centro mismo de la sociedad contemporánea. «El reto más difícil para un activista es responder plenamente a las necesidades del momento y hacerlo de forma que la luz que intenta proyectar sobre el presente ilumine simultáneamente el futuro». Una historia de la conciencia reúne 17 textos, la mayoría de ellos inéditos en castellano, que abarcan cuatro décadas de reflexión y activismo en torno a cuestiones como el racismo, el feminismo y las prisiones, pero también acerca del blues o la fotografía
En 1969, Angela Davis (Birmingham, Alabama, 1946), alumna de Adorno y Marcuse, impartía clases como profesora de Filosofía en la Universidad de California en Los Ángeles. Ronald Reagan, gobernador del Estado, preparaba entonces su candidatura a la Casa Blanca y necesitaba demostrar a los conservadores que era capaz de aplastar a los activistas de izquierdas. En consecuencia, forzó la expulsión de la joven profesora, un suceso que resultaría mucho más mediático de lo previsto. Al recibir la noticia de su destitución, decidió continuar impartiendo sus clases al aire libre. A sus estudiantes habituales, se sumaron cientos de otras disciplinas, mientras se constituía un movimiento internacional en su defensa. Tras casi dos años en prisión, Angela Davis, que con 26 años asumió su propia defensa, fue absuelta en 1972. Posteriormente, se volcó en una intensa y fructífera actividad docente y ensayística, entre cuyas obras destacan Una autobiografía (1974), Mujeres, raza y clase (1981), Women, Culture and Politics (1984), Black Popular Culture (1992), Blues Legacies and Black Feminism (1999), ¿Están las prisiones obsoletas? (2003), Democracia de la abolición (2005) y The Meaning of Freedom (2012).
Caña
Jean Toomer
Admirado de forma unánime por críticos, editores y autores, Jean Toomer (1894-1967) fue saludado como la gran promesa del renacimiento cultural que tuvo como escenario el Harlem de la década de 1920. El carácter experimental de Caña (1923), escrita en «una prosa memorable que nada tiene que envidiar a la poesía» (Bruce Kellner), desafía las categorías convencionales y resulta tan difícil de interpretar como el propio Toomer. «Su conocimiento del linaje familiar era tan minucioso como el de un noble español —escribe David Levering Lewis—. No hay duda de que sus ancestros fueron en parte africanos. Sin embargo, fuese lo que fuese verdaderamente Toomer (por su apariencia física, blanco; por su genealogía, mestizo), Caña resultó posible gracias a que supo resolver su dualidad racial por el simple procedimiento de afirmarla». Maribel Cruzado Soria firma la traducción de una obra que discurre por el filo de la tragedia racial con turbadora belleza.
«En mi cuerpo había muchos tipos de sangre, alguna oscura, y todas ellas mezcladas en el fuego de seis o más generaciones. Era, por lo tanto, un nuevo modelo de hombre o el más antiguo. En la medida en que consiguiera alcanzar la grandeza de la talla humana, justificaría toda la sangre que había en mí. Si por el contrario me mostraba despreciable, las traicionaría todas». (Jean Toomer)
W. Stanley Braithwaite (1925): «Caña es un libro de oro y bronce, de oscuridad y llama, de éxtasis y dolor, y Jean Toomer es como la luminosa estrella matutina de un nuevo día».
Langston Hughes (1926): «La razón de que Caña no alcanzara más popularidad se debió a que no fortalecía la imagen de los afroamericanos. Ni encajó con el modelo del viejo negro, ni describió el estilo de vida de esos afroamericanos que vivían en Harlem y que los blancos deseaban ver».
D. T. Turner (1975): «En Caña, la presencia de mujeres como personajes principales y más memorables no es accidental. En todos sus escritos, Toomer resaltó la trascendencia de liberar a las mujeres de las restricciones impuestas por la sociedad».
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