Sarah Ardite – Barcelona | Me pone contenta pensar que la danza, de vez en cuando, invade libremente calles y plazas del mundo. Así, para deleite de todos, proyectos como Infecting the City en Ciudad del Cabo, Dies de Dansa en Barcelona, Danza en la Ciudad en Bogotá o Danseurs Citoyens en Túnez, son algunos ejemplos vivos de intervenciones en el espacio público con movimiento y coreocartografías efímeras. Y es que después de haberla tenido encerrada en teatros y salas oscuras, la danza ha vuelto a la calle en busca de espacios alternativos de reflexión e intercambio con la ciudad.

Los coreógrafos y bailarines que quieren formar parte activa de la sociedad necesitan contacto con las personas y el entorno para continuar creando, y es posible que esto sea debido a que la danza, probablemente, es la más social de todas las emociones humanas.

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En el ensayo sobre danza contemporánea, espacio público y arquitectura, “A bailar a la calle”, la escritora Victoria Pérez Royo reflexiona sobre el hecho de que “el espacio determina radicalmente la danza que en él se presenta, y la atención del espectador no se orienta tan sólo hacia el propio baile, sino que se dirige también hacia las condiciones del entorno que lo determinan y fundan. Las coordenadas de percepción ya no se establecen exclusivamente entre espectador y danza, sino entre ellos dos y el espacio que ambos comparten”.

Como ella misma dice: “la danza es capaz de dar una nueva lectura a los espacios”, y eso es precisamente lo que han conseguido algunos creadores de países situados en África del Norte, que merece mucho la pena conocer.  Empezando por Mohamed Taher y Ahmed Fathy y su proyecto fotográfico Ballerinas of Cairo, con el que muestran la belleza arquitectónica del Cairo Viejo, a través de una mirada marcada por los pasos de las bailarinas que salen en esta serie, Veronica Emad, Passant Ahmed, Bassant Anan, Mireille Azer y Nirvana El-Nahhal.

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También Ahmed Najeeb, en colaboración con el Cairo Contemporary Dance Center – مركز الرقص المعاصر, ha tenido una iniciativa similar, sólo que esta vez los espacios públicos de la ciudad se han impregnado de coreografías más contemporáneas y sus fotografías son más sobrias:

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ahmed-najeeb© Bailarines: Shady Abdelrahman, Ibrahim Abdo, Amany Atef, y Ahmed Shamel Azmy

Quizás uno de los movimientos de danza en la calle más originales que hayamos podido ver por su espontaneidad y origen activista, es el promovido por el colectivo Art Soution en Túnez. Desde el año 2012, con Danseurs Citoyens: je danserai malgré tout (Bailarines Ciudadanos: bailaré a pesar de todo) consiguen levantar conciencias, usando la danza como forma de resistencia, bailando al aire libre, entre los puestos de comida callejera y cassecroufe, por las diferentes ciudades del país.

Todo empezó con una revolución popular, que trajo energía de cambio, y que por un momento (glorioso) lo invadió todo de esperanza. Brotó la fuerza de la unión humana y hasta los poderes de por allá arriba temblaron unos pocos instantes… Los Danseurs Citoyens no han dejado de bailar a pesar de todo, ni durante, ni después de la revolución, como expresión contagiosa de libertad y resistencia. Tomando el propio cuerpo como punto de partida, improvisan para reflexionar de forma efímera sobre lo que les preocupa:

Un poco más al oeste del continente, en Marruecos, son muy destacables las performances públicas de la bailarina Bouchra Ouizghen, aunque mucho menos improvisadas que las del colectivo Art Solution. Las creaciones de Ouizghen se inspiran en elaborados rituales de su Marrakech natal como el Issawa y el Hmadcha, y son concebidas para que las bailen y canten bailarinas no profesionales, las llamadas ´Aitas; mujeres que provienen del altiplano marroquí, y que a veces actúan en bodas y otras ceremonias tradicionales. En Corbeaux, una de las últimas intervenciones en espacios públicos de Bouchra, se cruzan la tradición y lo contemporáneo, la mística de la antigua poesía persa de escritores como Rûmî y el ideal de mujer en un entorno pre-moderno:

Por último, el proyecto Le Cri (El Grito) de Nacera Belaza, una obra concebida por ella en su Argelia natal en la que a través de la repetición de un motivo coreográfico minimalista, profundiza sobre la dimensión espiritual de la danza. En esta intervención de Belaza y su hermana Dalila queda patente el diálogo entre arquitectura y danza, y ofrecen sin duda una nueva lectura del Claustro de Psalette, lugar en el que se realiza el experimento.



Sarah Ardite (Barcelona, 1972) | coordinación de contenidos de música, danza contemporánes y sesiones de djActivista cultural e impulsora de proyectos musicales como los Afro-Latin Sundays en Ciudad del Cabo, ha colaborado con Pan African Space Station en Sudáfrica. Entusiasta de los ritmos afro-latinos, ha trabajado en la difusión de la cultura y la música afro-lusófona. Sus sesiones de DJ son un viaje sonoro por las músicas de raíz de los orígenes más diversos. Máster en Ciencias Políticas y consultora en Tecnologías de la Información. Contacto: sarah@radioafricamagazine.com

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